Ripple es otra criptodivisa pero no una cualquiera. Tiene muchas peculiaridades si la comparamos con cualquier otra criptomoneda. Fue lanzada a mediados de 2013 con un precio de salida realmente bajo, se paseaba en torno a los 0.005 dólares por aquel entonces. Ha rondado esos valores hasta el 2017 el año en el que ha crecido como la espuma llegando a principios de 2018 a los 3,74 dólares, pero no todo es color de rosas ya que días más tarde sufrió una corrección severa.
Esta cripto está “basada” en la cadena de bloques pero no es minable. Eso quiere decir que actualmente existen 100 mil millones de XRP y en el momento que todas esas monedas estén en circulación no se crearán nuevas monedas.
Es conocida como la criptodivisa de la banca. El motivo es que permite liquidar transacciones a gran velocidad rondando un tiempo medio entre 5 y 10 segundos. Actualmente son muchas las entidades bancarias que trabajan sobre esta divisa realizando pruebas de cara a un futuro entre ellas se encuentran el banco Santander, BBVA o American Express.
Como ocurre con otras criptos en este caso Ripple está gestionada por una empresa. En este caso existe una empresa “cabecera” llamada Ripple Labs y dos bifurcaciones: la red de pago llamada RippleNet y el token que compramos que es el XRP.
Una característica de Ripple que precisamente no es peccata minuta es que para mantener sus Wallets activos deben de tener un mínimo de 20XRP. Pongamos un ejemplo: tienes 100 XRP en tu Wallet y quieres cambiarlo de Wallet o realizar un pago con ellos, en ese caso no vas a poder realizar una transacción que supere los 80 XRP.
Si quieres saber en que Wallet almacenar tus XRP te recomendamos echar un vistazo a este artículo donde te recomendamos los Wallets más reconocidos de esta criptomoneda.
Para rastrear cualquier Wallet o transacción realizada con Ripple tan sólo tienes que acceder a esta web, es un explorador que te da la información disponible de las transacciones.